Dicen que hablando se entiende la gente: bueno casi toda,
porque los políticos, al menos los de este país, parecen no entenderse nunca.
A mi modo de ver creo que la primera cualidad de un político, debería ser su
capacidad de compresión, una capacidad que muchas veces se ve limitada por sus
ideas. Es decir, si es de izquierdas, para no parecer de derechas o viceversa.
Sin lugar a dudas, una de las causas de la falta de entendimiento es la gran
cantidad de políticos que “soportamos” en este país, otra la falta de
preparación, no en cuanto carreras o “masters” que entre este tipo de gente
parece que se pueden conseguir en el quiosco de la esquina, sino en la
preparación humana, ya que la mayoría de políticos han vivido en su burbuja,
totalmente ajenos a la sociedad desde que se dedican a esto. Es normal pues que
no sepan lo que vale un café. Bueno si en el congreso de diputados sí que lo
saben, pero fuera no, ya que el coche oficial los lleva y los trae desde su
domicilio en Madrid. Ese que no tienen, y que les permite, cobrar unas dietas muy
por encima del SMI de cualquier trabajador.
No: no creo que esos señores trajeados que se pasan los días
peleando en el hemiciclo, pero que se juntan a tomar café en el bar del
congreso. No: no me gusta que la política se haya convertido en una profesión
bien pagada en mi país y no me gusta que la “industria auxiliar” de la política
sean asesores y otros cargos puestos a dedo, con sueldos puestos a mano llena.
Hay gente que cree que, a los políticos de este país, les falta
preparación, a mi modo de ver una creencia equivocada, si todos los políticos
tienen que acceder a la política, por tener varias carreras y media docena de
masters, donde queda la democracia. En un país democrático cualquiera debe y
puede presentarse a unas elecciones y acceder a un cargo político.
Cuando se es joven uno se para a pensar y cree que no será capaz de enfrentarse
a la vida, cuando su padres ya no estén. Luego se da cuenta que no es cierto, que
se casa y es capaz de gestionar un hogar, luego una familia, haciendo frente a
todo cuanto se ponga por delante.
No es tan diferente estar de alcalde o incluso presidente del gobierno, donde
el país es tu casa y la gente tu familia. Con una gran ventaja, que, en ese
ayuntamiento, o en esa presidencia tienes un montón de profesionales, que han
ganado su cargo sudando unas oposiciones.
Hay de todo Arquitectos, ingenieros.
Albañil y Armador. (Parafraseando a Elsa Baeza) Que necesidad hay de Asesores,
o Expertos, una palabra que se ha puesto muy de moda recientemente. Para dar
credibilidad a algo siempre sueltan la coletilla de “dicen los expertos”
Expertos de que? Quien son? Donde están?
Parece que los seres humanos tragamos con todo, por eso los políticos se
aprovechan y cada vez mas de nuestro buenismo, haciendo promesas que casi nunca
se cumplen.
Después de años escuchando las mismas promesa procedentes de formaciones
políticas distintas, nada cambia, la luz sigue subiendo más que las pensiones y
los bancos cobran comisiones, más que exageradas, indecentes. Tampoco se hace
nada para facilitar las cosas al “currito” y lo primero que hacen las grandes
compañías es, no dar servicio de electricidad, agua, o gas, si no domicilias el
recibo por una entidad bancaria. Una vez más. Donde está la democracia, que me
debería permitir, pasar de atarme a una entidad bancaria de por vida.
Tampoco quiero hacer prevalecer mis ideas sobre todas, las demás. Pero este año nos comíamos las uvas, con la noticia de la Jubilación a los 66 años. No pasó nada y lo grave es que se tiene que llegar a los 67. En Francia intentaron ampliarla hasta los 63, y se formó un cisma, Claro que Francia, democráticamente no lleva unos años de ventaja. Recapitulemos…
Una persona que cumpla este año los 66, con un simple cálculo matemático, veremos
que nació 1955. Si a esto le sumamos 14 años, que era la edad legal pera
trabajadores por cuenta ajena, nos sale que se puso a trabajar en 1969. A todo
esto, hay que tener en cuenta, que aquella legislación Franquista, permitía a
los menores de 14 y mayores de 10 años, realizar labores agrícolas, o tareas en
talleres, o comercios familiares…
Resumiendo que esta persona, al final de la “corrida” se puede encontrar con más de 50 años de
trabajo en su espalda. Un trabajo que todos sabemos, que, sin la tecnología de
ahora, era mucho más duro. Por otra parte, están los más jóvenes. A menudo
vemos estadísticas de la gran cantidad de paro juvenil. A veces con cifras muy superiores al 70%
entre la población menor de 30 años. Puede que no sepa nada de esto. Pero la
lógica me dice que este tema se soluciona empleando a los más jóvenes, y
jubilando, antes de los 66.
Con la progresión de días cotizados, que cada año exigen y que son más, una
cosa esta clara. Nuestros hijos no se podrán jubilar, a no ser que se paguen un
seguro privado. ¡Bravo!!! Por fin consiguieron sus propósitos, la siguiente
puerta giratoria de los políticos, las compañías de seguro. Ya puestos un apunte. En lugar de ERTES. Se
debería jubilar a mayores de 60/61. Estos ya no engrosarían las listas del
paro, no serían una carga para la empresa y a la hora de reincorporarse,
podrían coger gente más joven, si hiciera falta claro. Estamos en un momento
ideal para hacer cambios importantes después de esta pandemia nada volverá a
ser igual que antes, que elijamos el camino correcto o no, depende de nosotros,
esto nos llevara a vivir mejor, o ser unos esclavos como mínimo hasta los 67
años…
Pero bueno: no hagáis mucho caso de lo que escribo, yo no soy fiable. No tengo
carreras ni másteres, como la gente de bien…