domingo, 13 de mayo de 2018

LA TABLET y LA ROSA


Estamos en pleno mes de mayo, este mes tradicionalmente y salvo alguna excepción, es el mes de la feria del libro por antonomasia. El libro: ese artilugio que los niños conocen por que sus padres, compran al final de verano para iniciar el nuevo curso, también sirve para algo más que ir al colegio. Y digo colegio porque una vez pasados los primeros años de estudiante, y ya en la universidad, los libros prácticamente desaparecen, salvo aquellos, que los mismos profesores obligan a que te leas. Casi mas como un ejercicio de práctica de lectura, que de aprendizaje de la carrera elegida
Digo esto porque creo que se lee poco, yo disfrutaba hace unos años el mes de agosto comprarme un buen libro. Bueno no sé si un buen libro, pero si un libro que pensaba que me gustaría. Y alejado del ruido, en una buena sombra iba a ratos devorando aquel amasijo de letras de molde. Tú te imaginabas a los personajes. La vestimenta y hasta eras capaz de reproducir la voz de cada uno de ellos en tu mente. O sea que leer, no solo es leer es algo mas, es imaginar, es crear. Ahora y con los tiempos que corren dejan poco margen a la imaginación.  Pero en todos los terrenos cualquier cosa que pienses existe, con lo cual y en mi humilde opinión nos están un poco adoctrinando. Dicen que no se lee. Se venden menos libros, también menos papel en general, periódicos y revistas. Y es que casi todo está aquí. En internet…
Pero este es del mal el menos. Si es escrito aun te lo permite leer, aunque no sé si es lo más aconsejable con una pantalla que desprende luz. Pero es que hay programas donde tú le metes el texto de un libro, y ellos te lo cuentan incansables, con sus puntos, y comas. También existe el audiolibro, que realmente no sé lo que es, pero creo que con un nombre tan explicito deja poco margen de dudas.
Resumiendo un poco. Que parece que hemos cambiado las imágenes por las letras y las palabras escritas en papel, en imágenes, o en su defecto en relatos en “podcast”. Un formato muy de moda últimamente. En cualquier caso parece que estamos cambiando los hábitos, y leer es importante. Sin lectura no solo perdemos la costumbre, es que nos olvidamos, y por consiguiente se ve reflejado en el papel a la hora de escribir. Aun que esta es otra. Escribir. Las cartas de puño y letra se ha perdido. Que contentos los de mi generación cuando recibíamos carta de la novia en “la mili” (otra cosa que se perdió). Ahora tiramos de E-mail, de Messenger, o de whatsapp. De la cuestión de la lengua de Shakespeare, en nuestro día, a día, hablaremos en otra ocasión. 

Escribimos sí. Pero no sobre el papel nada. Escribimos como yo ahora, en un teclado y frente a una pantalla de plasma, de leds. O que se yo…

Normalmente como escribimos poco y leemos menos, hacemos un montón de faltas de ortografía, y para ello usamos correctores de  internet. De la “red” que todo lo puede, lo que pasa es que al final, estos correctores casi siempre acaban dándonos “conejos” en lugar de “consejos” o afeitándose uno la “barca” en lugar de la “barba”
Si señores. Se está perdiendo la lectura, y desaparecerá si no hacemos nada que lo remedie, y con ello la imaginación y la inventiva del ser humano, el mismo que invento el libro acabara con el, y seguro que los planos del primer ordenador, y hasta el de la propia red estarían escritos en papel. 
Mal aliado se busco.

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