martes, 2 de abril de 2019

EL HOMO SAPIENS


Podríamos decir que el futuro está en el reciclaje. Pero no el futuro como negocio, si no como futuro de la humanidad. Un trago de agua, una botella de plástico, un café, una cápsula de aluminio, una servilleta, un trozo de papel, un pañal. No sé que lleva un pañal...
Junto a esto, relojes, pendrives y aparatos electrónicos de la era de usar y tirar. Lejos queda aquel tiempo que te regalaban un reloj en la comunión, y te enterraban con él a los 80 años, tan lejos que a los más jóvenes les parecerá como de ciencia ficción.
En ese tiempo, visitas y visitas al relojero para su reparación. Relojero: una profesión casi desaparecida, como otras muchas a causa de la generación de usar y tirar.


Lo curioso es que todo sale de aquí, de la tierra, y del entorno. Pero parece que una vez reconvertido es difícil devolver al medioambiente. Parece que transformamos la materia como si de antiguos alquimistas se tratara. Así pues vemos islas de basura cada día en los informativos flotando en mitad del océano. Unas islas que solo enseñan, y despotrican de ellas, cuando realmente serían fácil de recoger por que la basura esta allí mismo, toda junta. ¿Por qué no lo hacen?
Pues posiblemente por lo que he dicho antes, de la imposibilidad de devolver esto al medioambiente sin perjudicarlo. Y mientras pensamos cómo nos deshacernos de esto. Creo que ya deberíamos de dejar de fabricar artículos de usar y tirar. Volver al casco de vidrio que se canjeaba por otro, y al café que aunque se haga con cafetera exprés, no tiene el por qué ir metido en una cápsula de aluminio. Inventar pañales más biodegradables, o buscar la fórmula de integrarlos de nuevo en la naturaleza sin perjudicar. O en su defecto lavarlos como antes. ¿Por qué no?

Cada día hay más gente vegana, naturista, que se niegan a usar todo aquello que no sea ecológico. Hay gente anti vacunas, cosa muy desaconsejable. 

Pero a la hora de tomar café, todos lo hacen de capsulita, y en las tiendas veganas también los productos van en envases plásticos. Y es que es difícil deshacerse de todas estas creaciones que en principio nos tenían que hacer la vida más fácil. Son cosas para las cuales no debían existir plazos, debían desaparecer ya, mañana mismo. Solo así aseguraremos la vida en un planeta donde se supone somos la raza más inteligente. Pobres diablos los seres humanos.


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