sábado, 31 de diciembre de 2011

El Extraño Viaje

Se presentaba una nochevieja extraña, era sábado. Ya por la mañana mi mujer y yo habíamos ido a comprar para su madre. La idea era ir a cenar a su casa ya que la mujer estaba bastante delicada del corazón, y un catarro de ultima hora había complicado las cosas.

Llegados a casa desde el “súper” mi mujer marcha con la compra a casa de su madre con la promesa que volverá para comer conmigo, y descansar un poco en casa. Nuestros hijos estaban los dos con los amigos con quienes pasarían la noche, y el día de año nuevo. La oportunidad de descanso pues, era de oro.
Pasaba ya de la una del mediodía, y mi mujer no aparecía. Me parecía raro, pero pensé que quizás estaría adelantando la cena de la noche, que aun que no iba a ser ninguna cosa extraordinaria, si que se saldría un poco de las cenas habituales.

Era mas de las una y media cuando sonó el teléfono, lo cogí y era mi mujer. Me comento que su madre se había acostado que el resfriado lo tenia bien cogido y aun que no parecía grave, me invito a ir a comer por que ella no vendría.
Le conteste que no se preocupara que yo me arreglaba y que nos veri amos a la noche. Preferia quedarme tranquilo en casa.

Esta situación me obligo a cambiar todos mis planes, de pronto pensé que iba a coger la moto, la limpiaría y me iría a dar una vuelta que falta le hacia. Pero no: Donde iba yo a las dos de la tarde. Claro era el día que era. Era nochevieja y no estaba la calle muy animada. Tenía hambre, así que busque en la nevera y con unas patatas, un huevo, y unas varitas de merluza tenia el tema solucionado, pensando que inmediatamente después de comer sacaría mi vieja moto. Vieja pero honrada. Muy honrada.

Eran casi las tres cuando termine de comer. Así pues recogí todo y arregle el pequeño desaguisado que había organizado con la preparación de la comida. Después me prepare un café soluble, lo lleve a la salita, y en el sofá me dispuse a tomarlo. Me tape con una manta, y entre la soledad, el calor de la manta, y los problemas de sueño que tengo, me queda completamente dormido. Entre neblinas del ojo entre abierto, me pareció ver las 16,45, pero parecía que no daba crédito. No podía ser tanto rato durmiendo.
Pero si: La taza de café completamente frió, y el sol dorado que veía por la ventana indicaban que era tarde. Debía estar ya bajo el sol, por que daba en lo más alto del edificio de enfrente, y proyectaba unas sombras alargadas. Me levante para calentar el café, y volví de nuevo. Antes de tomar el café llame a mi mujer, que al otro lado del auricular decía que a su madre le había bajado un poco la fiebre y se había quedado dormida. Que estaba cansada, y que seguramente esa noche se iba a quedar allí. Que lo mejor seria congelar lo poco que tenia preparado para la cena, y que comeríamos cualquier cosa. Entonces le dije que no. Que tranquila que yo me arreglaría como hasta ahora. Que mi iba a dar una vuelta con la moto, y no sabia ni que haría después.

Mierda!!. El café de nuevo frió. Como no acababa de estar al 100%. Decidí ducharme, me afeite, y volví a dejar el cuarto de baño limpio. Era lo menos que podía hacer para no dar mas trabajo. El café lo tire directamente, y decidí salir antes que fuera mas tarde a tomarme uno. Era noche cerrada ya aun que apenas eran las 19.00h.. En esto pensé.
¡¡ La moto!! Baje al garaje la limpie. Volví sobre mis pasos, y Pronto estaba de nuevo delante de mi vieja maquina, equipado convenientemente. Seguro que esta nochevieja seria diferente a todas las que había pasado hasta ahora…

Después de arrancar me fui a buena marcha dirección sur. Cuando me quise dar cuenta estaba en la autovía mudéjar dirección Teruel. El frió empezaba a notarse en mi pecho. Así es que en Segorbe me pare a tomarme ese café que se me resistía desde las tres de la tarde. Al tratarse del día que era no había apenas trafico, lo que me permitía coger una buena media sin estorbos y sin luces de cara, que hacia que la luz de mi vieja Honda fuera mas que suficiente en una noche, que aun que con luna. Se veía negra como la economía mundial.


No fue fácil encontrar un bar. Los restaurantes ultimaban detalles para la cena de fin de año, y los pequeños bares ya habían cerrado. Pero siempre se encuentra algo y al final me metí en un bar. Estaba yo solo, el dueño estaba recogiendo, creo que el camarero era el dueño y se apiado de mi. Me dio un café, y un poco de conversación mientras seguía barriendo el suelo. El pobre hombre al verme equipado y con el casco en la mano pensó, cosa que veo lógica. Que me iba a mi casa. Supongo que por aquello de vuelve a casa por navidad. No tenia ni idea que iba totalmente en dirección contraria. Le pedí un periódico viejo que me puse en el pecho, aunque la cazadora es buena nunca esta de mas ser precavido, cuando se viaja rumbo a Teruel.

Al llegar a la moto y antes de hacer comprobaciones. Saque mi teléfono móvil y le llame a mi mujer. Todo iba bien hasta que le comente donde estaba. Entonces se mostró un poco perpleja, pero cuando le dije que iba a pasar una nochevieja diferente me dejo hacer., en 27 años nunca había tenido problemas. No los iba a tener ahora.

Después de comprobar como andaba de dinero. Dinero poco. Solo 60 euros, y por que habíamos ido de compras y me había quedado yo con el. Menos mal que llevaba las tarjetas. Después comprobé la Gasolina, y claro estaba seco. Esto fue mas fácil por que al salir de Segorbe en dirección Teruel, me tope con una gasolinera, grande, iluminada. Como un oasis en el desierto, y toda para mí.

Tras llenar el deposito hasta el borde decidí a donde ir. Tenia muy claro que algún día quería ir allí con la moto. Soria. Claro que no pensaba que serien invierno, y de noche. Y mucho menos el dia de nochevieja, Pero tenia mono, hacia mas de 5 años que no iba, y nada ni nadie me iba a volver atrás.

La suerte estaba echada.


Continuara



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