domingo, 22 de abril de 2012

El Abuelo Vicent II

El tiempo pasa inexorable, y tal y como pasaban los años el Abuelo Vicent que nunca tuvo niñez empezó a tener otras aficiones además del trabajo. En domingo y con una bicicleta que compro de segunda mano a un estraperlista, iba allá donde se enteraba que había baile. La bicicleta era el vehiculo de lujo, puesto que para trabajar seguía con su caballo y su carro. Carro que también servia de transporte cuando el grupo de personas a desplazar era numeroso. Así es que con el carro, y la experiencia viajera del abuelo Vicent con el carro, era habitual irse a poblaciones cercanas en fiestas en busca de diversión, En el carro iban lo que todo hemos conocido como “La pandilla”.

Un grupo de amigas, y amigos que en aquella época y hartos de trabajar lo que mas les atraía era el baile con aquellas orquestas que tocaban canciones de Glenn Miller o Benny Goodman auténticos ídolos de los años cuarenta, y cuya música hacia bailar aquella juventud que como todos los jóvenes, se sentían inquietos y con ganas de vivir. Y de bailar, cosa que asegura el abuelo Vicent se le daba muy bien.

Pero como he dicho el tiempo no daba tregua y el abuelo Vicent se fue ha hacer el servicio militar. Me contaba que tuvo mala suerte le toco en Mahon y casi no vino en toda la mili. Tres años de mili al final de la 2ª guerra mundial que le hicieron recordar de nuevo cuando el era pequeño. Me contaba que recordaba unos barcos de nacionalidad Italiana que se refugiaron en el puerto huyendo de los aliados. Y que a los marineros mucho más jóvenes que ellos, casi niños, les dieron una seria de privilegios que ellos siendo soldados de España, no tenían. Ellos pasaban hambre mientras que los soldados Italianos, les sobraba la comida. Otra cosa que aun dice no entender después de tantos años. Un buen día y como por arte de magia, los soldados Italianos desaparecieron. Unos decían que los habían hecho presos. Otros que habían vuelto a Italia. El caso es que no estaban y aquellos Barcos quedaron allí en el puerto como un testigo mudo de otra “machada” de algún loco. De lo que había sucedido en Europa y que nosotros, la verdad casi ni nos enteramos. La única diferencia es que los barcos ahora estaban atados por gruesas cadenas con unos candados además de las “maromas”. Pasado un tiempo vinieron mas barcos, ahora Ingleses, y sin entrar a puerto fondeados a la entrada, unos soldados se desplazaban en barcazas, y se encargaban de desmontar todas las armas de los barcos Italianos. Allí no había horario, y muchas veces al pasar por delante, nosotros de paseo, los veíamos con potentes sopletes de corte. No tuvimos ningún trato con ellos, no cruzamos una palabra, solo alguna mirada. Una vez todo desmontado los vimos alejarse por el horizonte remolcados por los barcos Ingleses. Y ahí. Casi coincidiendo con ese hecho, acabo mi mili. Decía el abuelo Vicent.

Después de la mili España seguía avanzando a paso lento y cansino. Desde el resto del mundo no nos llegaba nada. No se si como boicot a nuestro régimen político. O que quizá el resto de Europa tampoco estaba para mandar nada, es algo que tampoco he tenido nunca claro. Afirmaba el abuelo Vicent

Se empezaba a ver alguna moto. Rodaban algunas BSA provenientes del ejercito Ingles, y alguna BMW del ejercito Alemán. También rodaban las Sanglas, y mas tarde las Villof y otras motocicletas fabricadas de manera artesanal en todas las regiones de este país. Los chasis eran verdaderas obras de arte pues al no tener acero. Se las ingeniaban como podían, fundiendo otras cosas e incluso de “chapa” enrollada. Con el tiempo y el motor Hispano Villers adelantaron bastante, y aun que el motor era común para muchas marcas España llego a tener muchas motocicletas de fabricación propia, aun que algunos fabricantes apenas fabricaron 50 unidades.

Con todo esto yo me compre una Moto Guzzi Hispania 65 y me monte en la modernidad. Aun seguía utilizando el carro para tareas agrícolas y para transportar naranja desde el campo hasta el almacén donde le exportaban, era mi medio de vida aun que a veces también como antes de la mili servia de vehiculo para la pandilla.Fui de los que se casaron mayores para mi época, pero al final llego. Llego la novia, y posteriormente la boda con 29 años. Después de casado Las cosas seguían difíciles. Me fui a vivir a casa de la suegra por que mi mujer era hija única, y seguía trabajando y al terminar la jornada tenia que ir al huerto de la familia a cuidarlo y cultivar algunas hortalizas para casa. En aquel tiempo hice de todo trabaje en la recolección de naranjas, que a veces cambiaba por picar piedra, en la transformación de nuevas fincas de regadío, todo dependía como se pagara, y la necesidad del momento. También anduve un tiempo con una empresa de Valencia haciendo prospecciones para pozos de riego, pero además que no se pagaba muy bien, era un trabajo tremendamente aburrido y de muchas horas,

Así trascurrió mi vida. Decía el abuelo Vicent. Ahora a mi edad parece que fue ayer. Todo paso alegrías y penas, que poco, a poco se fueron convirtiendo en recuerdos, y por supuesto que algo aprendimos de todo aquello. Nunca trabaje en ninguna fábrica cuando todos se pegaban por ir. Siempre fui persona de “aire libre” y siempre repetí que si naciera un millón de veces. Un millón de veces seria agricultor. Frase que mis hijos me reprochan cada vez que la digo.

Los hijos también merecen un capitulo aparte. Tengo tres todos casados y algunos con nietos. Es decir biznietos míos. El que más problemas me dio fue el mayor. Aun estaban las cosas difíciles cuando vio al mundo, y además tuvo una infancia un poco delicada en cuanto a salud se refiere. El más pequeño sin embargo creció fuerte, sano y bien alimentado. Parece mentira en esos pocos años lo que cambio la vida. En aquel periodo que empecé a tener hijos por la falta de una seguridad en el trabajo decidí ir a pedir trabajo en un pantano cercano que estaban construyendo. El pantano es una obra de ingeniería envidiable. Aun hoy esta como el primer día. Es algo a caballo entre una obra hidráulica. Y una pirámide egipcia con piedra tallada milimétricamente en su presa.Me dio muy mala impresión ver la manera en que se trabajaba allí. Aun que tenían mucha maquinaria desconocida para mi, trabajaban duro durante muchas horas. Había un grupo de gente que se llevaba la peor parte. Luego unos años después me entere que eran presos políticos haciendo trabajos forzados. Todo esto 20 años después de que acabara la guerra civil. Estas circunstancias de trabajo no me gustaron, aun que como he dicho en su momento no sabía que eran presos, así es que no me decidí ni siquiera a hablar con el encargado.

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