lunes, 7 de diciembre de 2009

El Viaje I

No es normal, que uno viaje solo a una cierta edad, si no es por que su trabajo, consiste en eso. Es normal a los 20 año, tanto si estas estudiando, o como quizá, tiempo atrás, cuando tocaba desplazarnos lejos de casa, por el servicio militar obligatorio.

Sin embargo, yo viaje solo hace unos días. Parece mentira lo que da de si, la mente del ser humano.
Siempre me ha gustado ver, y disfrutar el paisaje. Ahora además de esto, he podido imaginar. Recuerdo, aquella frase de los años 60/70. Imaginación al poder. ¿Os acordáis?. Es la que decían los hippíes . Empezaba el viaje a las 5’30 de la madrugada de un recién estrenado sábado, aun que en esta zona de levante, se suele trabajar a turnos, por la gran cantidad de industria azulejera existente, la crisis ha hecho que la presencia de trabajadores que acuden al trabajo, sea casi inexistente, aunque los hay.
En realidad me encontré con mas gente, que venia de “marcha” que con currantes. Además al pasar por delante de una conocida discoteca, aun pude ver es sus puertas, ya cerradas un grupito de personas que se resistía a abandonar el local.

A las 6’25. salia el tren hacia Valencia. En principio con tres minutos de retraso. Poca gente en su interior, y con cara de sueño y resignación. Algunos muy jóvenes, viajaban con libros. Ahí fue cuando empecé a imaginar, que quizá serian estudiantes en exámenes puesto que en sábado, y a esas horas, no creo que haya clase en ninguna universidad. tal vez iban antes para refrescar lo estudiado, antes de entrar a el examen.
Parece que el conductor del tren también lleva sueño. La velocidad es lenta, cansina. Además, para en todas las estaciones, que se encuentran vacías aun, en medio de la noche. A mitad de trayecto sube un joven, bastante joven. Parece que no ha cumplido los 30. Viste elegantemente, traje, corbata, y en su mano lleva unas carpetas, que durante el trayecto, abre, y revisa el contenido, mientras escucha música en su mp3.
Con un bolígrafo subraya algo, y toma apuntes. Imagino, que debe vender seguros, o algo por el estilo. Se dirige a Valencia temprano. Tal y como esta la cosa, hay que trabajar hasta en sábado. Sobre todo si se trabaja a comisión.

Empezamos a ver extensiones de terreno, con sus hortalizas. Es la famosa huerta de Valencia, grandes casas de campo aparecen diseminadas entre cultivos y canales de riego. Todavía es de noche, aunque todas las casas de campo tienen mucha iluminación. Farolas, como las que hay en cualquier calle. Pero en mayor numero para la proporción de terreno a iluminar. Casi todas las casas tienen un automóvil en la puerta. Es normal a esas horas, en sábado, imagino que estarán durmiendo. Me pregunto si la luz que tienen en la calle será a cargo de los propietarios. O a cargo del ayuntamiento.
Por allá donde miras. Ves las casas de campo iluminadas.
Entramos en la estación al fin. Casi 75 minutos para cubrir 60 kilómetros. La gente baja del convoy, con poca prisa, la estación todavía no se ve animada, casi todas las tiendas están cerradas. Yo dejo a la gente que se encamina a la puerta, para ponerme a la “cola” de otro tren, mientras que para algunos, este es el final del trayecto, mi viaje no ha hecho mas que comenzar.
Seguiré pues viajando, e imaginando en soledad hasta llegar a mi destino. Nuevos paisajes se abrirán a mis ojos, y con ellos nuevos pensamientos.

1 comentario:

  1. De entre las personas que escriben con cierta gracia en Internet, se pueden establecer dos categorías: las que saben redactar y las que saben escribir.

    Las personas pertenecientes a la primera categoría son capaces de escribir sobre un tema de forma clara de manera que el lector pueda interpretar fácilmente el escrito e incluso, que la lectura de éste le resulte agradable.

    Eso está bien, pero las personas que saben escribir son capaces, además, de transmitir sensaciones y hasta sentimientos.

    Este es el caso de este artículo. A mí –que no me gusta viajar- me ha llevado en ese tren de madrugada en un agradable viaje hasta Valencia y me ha hecho conocer un trayecto que nunca –hasta ahora- había recorrido.

    Las imágenes, acertadamente escogidas, completan la ilusión.

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